sábado, 11 de julio de 2009

Poemas cortos



"Tu alma respira poemas, tus labios entregan amor, tu aliento es pura ternura y tú eres mi sueño de pasión."
Susurros de suspiros y aires de sigilo,entras despacio: me enamoro sin saberlocaigo, incluso sin pensarloy te necesito, porque tu amor es más que airey tu aire es mi sueño.

Llamando a tu puerta encontré dulzurasrecorriendo tus vientos hallé bondadmirando tus ojos me gustó tu almaentrando en tus palabras morí de amor.
No temas, felicidad es amor,y más que amor es amar,y más que amar es amartey más que amarte...¿Qué hay más que amarte?
Te regalaré la noche más hermosa,juntos conoceremos un amanecerte cubriré de petalos y suspiros,unidos veremos un placer y mil infinitosy juntos descubriremos el amor.
Guardaré un beso tuyo,lo abriré cuando no estés,me lo quedaré para sonreir,sentiré entonces que me amasy si me amas te pediré mas besos.
Te daré mi ser¿es poco?te daré mi mundo¿es poco? te amaré como nunca amé¿es poco?te haré feliz¿es poco?juraré promesas de amor¿es poco?sí es pocotú eres tanto que todo es poco.
El amor es hermano de las ilusionestú, hermana de la bellezala belleza es hermana de tus ojostus ojos son envidiados por la dulzurapero... ¿que hay más dulce que tú?.
Hoy saldré a buscarteespero encontrartesi no te hallo me llamaré tristesi te veo robaré alegríassi disfruto tu sonrisa veré el cielo.
Mirarte es desearte,,querer robar para mí tus segundosquedarme a esperar la mirada de tus ojos,mirarte es no querer mirartepara no enamorarme,tener como objetivo el tacto de tus sueñosimaginar un simple roce de tus labios, mirarte es quererte y no dejar de mirartemirarte es amarte.
Me refugio en tus labiosson sueños, lo sétus besos aún son deseosimagino sabores, ojos cerradossueño cada segundo con besarteconcédeme dejar de soñar.
Tu cabello, tus ojos, tu mirada:no dejo de pensarte,entera eres mi pensamiento,desde tu ternura hasta dulzura,entera eres mi sueño:no dejo de extrañartey no puedo dejar de amarte.
Eres silencio,silencio de amoreseres melodía,melodía de saboreseres música,música para soñarte.
Ven conmigo al cielo, te invito a vibrar,quiero hacerte vivir,deseo que sientas y sueñes,ven conmigo al paraíso,será nuestroserá tuyo, como lo soy yo.
Te miro y te extraño,no te conozco, eres otrael amor se tiñó de tristezala ausencia fue recuerdovuelve, devuélveme el amor.
Me quedo a vivir aquísi tú me acompañas,si quieres despertar conmigo,si deseas cerrar los ojos junto a mi,si cada silencio es nuestra canción,me quedo contigo para ser feliz.
Creo que encontré el amor,lo tienes túsabe a ti, tiene tu color,tú tienes mi amor,no me lo robasteyo te lo regalé.. ahora entrégamelo.
Te quiero con sentimientote amo con mi pensamientote deseo con ilusiónte espero con desesperaciónte extraño con añoranzate pienso con esperanzate amo, te amo, te amo.
Me das la mano,el mundo se para,me regalas tu mirada,mi mundo se detiene,me regalas cada beso,mi sueño se cumple.
Ven, ven cantándome cántame con emocionessorpréndeme con tu existenciaregálame tus sentimientosyo te recibiré contentoporque tú me amas.
Átame a tiúneme a tus sueñostenme en tus ilusionespaséame por tu mentellévame en tu vivirámame en tus amores.
Y espero un sí, con música de tus besos,un sí que sea nuestro empezar a amar,un sí que no sea más que sucesión de quererun sí que significa darnos todo, y sentir todoun sí que tiene alma de esperanza,espero el sí de tu boca que seguiré con un beso.
Tengo que quererteporque nací para quererte,tengo que sentirteexisto para desearte,tengo que conquistarte,si soy, es para amarte.
Eres tentación andantecon sus sigilos en pasos,caminando en placeres,disparando sensaciones,cabalgando sobre suspiros,eres deseo, mi deseo andando.
En tu mirada pondré caricias:las caricias que me entreganlas que me entregan a quererte,queriéndote te pertenezcopertenecerte es mi destino,mi destino es tu placer,mi placer es amarte .
Es como abrazar el mar,sin prisas y en silencioes como volar sin alas,cerrando los ojos sin miedoes como despertar contigo,dándote las gracias por existir.
Mantengo la esperanza de tiporque no creo en el adiós,porque nuestro amor no es recuerdomantengo la vida de sentirte,porque nos quisimos y nos queremosporque nací para amarte,mantengo la esperanza de tu vueltate esperaré.
Quiero tenerte y sentirte,entregarme al placer de ti,olvidar mis sentidosy refugiarme en los tuyos,quiero pertenecertey llevar eternamente tu presenciaquiero quererte, quiero amarte.
Besé tu nombre,besé tus ilusiones,besé tus labios,conocí el placer,te conocí,y conocí el amor.
Dime qué dijiste al conocerme,qué conociste al sentirme,qué sentiste al pensarme,qué pensaste al comprenderme,qué comprendiste al enamorarme,dime qué dijiste al amarte.
Mi sueño es mirarte,disfrutar callado de nuestro silencioacariciar el tiempo junto contigoponer nombre a cada placersoñar despierto en tu amanecerdescansar mis besos en tus labios,mi sueño es mirarte amándote.
Construimos una pareja,que somos tú y yola pintamos con amor,la decoramos con placer,la llamamos con confianza,la bautizamos con ternura,y nos unimos para siempre.
No necesito nada más que a tipara saber que existe el amor,y poder tener sueños de ti,no necesito más que amartepara conocer los sentimientosy saber huir de la tristeza,no necesito más que a tipara saber que soy feliz.
Sin reproches,sólo miradassin tocarnos,sólo pensamientossin dañarnos,sólo sonriendo,sólo amando.
Siento calor en miporque sé que existesy puedo verte,porque te necesitoy vienes a mi,siento pasión en tiy yo te acompaño.
Tócame mi corazón,penetra en mis sentidos,abraza mi voluntad,entra en mis ilusiones,domina mis emociones,mándame que te ame,es lo que deseo.
Blanco para soñarterojo para sentirteazul para alegrarterosa para quererteverde para verteel arco iris para amarte.
Cierra los ojosconfía en mi,te llenaré de gozosubiremos al cielo,y sentiremos el placer.
Ya lo sabíasabía que te amabasabía que quería pertenecerte,ya lo sabíasabía que toda tú me importassabía que sin ti no soy nada,ya lo sabía,yo ya lo sabía,¿lo sabes tú?.
Mientras te conocí y te conozco,fui felizmientras mi vida descansa en tu regazo,soy felizmientras mi mundo se mueve por ti,estoy felizhasta que mi vida esté en tu vida,seré feliz.
Si el cielo existe,si la ternura es tierna,si los colores tienen color,si el mundo es mundo,amarnos es sentir y para sentir necesito amarte.
Amar es una necesidad y un placer. Pero no siempre sabemos hacerlo de la forma más adecuada y de ahí proviene el sufrimiento para ambos. Aprender a amar debería ser la asignatura más importante de la vida.

Aprender a amar
El ser humano ha nacido para amar, para vivir en pareja. Sin embargo este "arte" no se suele enseñar en la escuela, es más un instinto que se desarrolla según nuestra personalidad y experiencias previas. No existe una fórmula para amar de forma precisa, porque tampoco hay dos personas con características iguales. La forma ideal de amar depende de cómo sean las personas que entran en liza en la aventura del amor.
Pero si se pueden establecer unas reglas mínimas de partida:
- Para amar bien, hay que saber amarse y valorarse a uno mismo primero. Alguien que no se quiere a si mismo no puede amar bien porque tratará de encontrar lo que no tiene y tapar su insatisfacción personal con el otro, y eso conduce a decepciones y exigencias, y sobre todo a no ser valorado como debe por la otra persona.- El amor lleva parte de atracción, admiración, respeto, amistad y otros valores. Centrándonos en la admiración y en el respeto, si estas dos faltan el amor se hace cuesta arriba. Por supuesto que deben ser sensaciones mutuas.- La amistad no puede faltar, a menos que confundamos el amor con sexo y/o compañía. El amor es compartir, es amistad.- Amar es saber perdonar. Pero perdonando olvidando, porque en caso contrario no se perdona de verdad. Siempre habrá fallos y decepciones, si estas se van acumulando como una especie de lista, el amor se acabará.
Para amar bien hay que saber ser feliz uno mismo, y luego hacérselo a la otra persona. Es duro, complicado hacer responsable a la pareja de la propia felicidad porque tan altas expectativas suelen acabar en frustración. Uno es feliz en su vida, y en esa vida entra el amor, y ese amor lo aporta la pareja bidireccionalmente. Es decir, basar la propia felicidad en lo que te dan o no te dan, puede ser peligroso, y no es bueno para ninguna de las dos partes.
Claro está, lo primero de todo, la pareja debe ser compatible, tener gustos y ambiciones encajables -no tienen que ser necesariamente los mismos, pero sí compatibles- y maneras de ser al menos complementarias sino son iguales.
Como decimos, saber amar de forma correcta depende de la propia persona y de la persona destino. En consecuencia para aprender a amar hay que aprender primero a conocer a la pareja, saber a qué es receptivo, lo que le gusta y lo que le disgusta, sus pensamientos y metas, sus necesidades y carencias, y todo lo que sea preciso para poder apoyarle en sus malos momentos y disfrutar los buenos.
Pero sí hay un ingrediente esencial en el amor, ese es la comunicación. De esta forma vivimos "en directo" los problemas y los éxitos del amor, y es un arma para curar todo a su debito tiempo. Si a todo esto se añade sentido del humor y paciencia, no es se garantice la buena salud del amor, pero si tendrá posibilidades de seguir y crecer.
El amor exige una comunicación constante para solucionar los problemas que surgen en la pareja. No comunicarse implica ir acumulando los conflictos, haciendo un daño a la relación, quizás irreparable.
La comunicación en la pareja
La comunicación es el factor clave en la pareja, es la herramienta que hace seguir adelante pese a las adversidades. Compartir los problemas y sentimientos es imprescindible en algo que se llame de verdad amor.
Para que exista comunicación, debe haber la voluntad de ambos de comunicarse. Uno al otro debe hacer ver esta necesidad por la buena salud de la relación.
La recepción, el escuchar y no dejarse llevar por las ideas propias en cualquier discusión es otro requerimiento. Todo lo que sea posible, es mejor apartar la subjetividad y los sentimientos, analizando racionalmente la situación.
El respeto no se debe perder en ninguna situación. Es mejor abandonar la relación si no hay respeto mutuo. En base al amor existente, o al del pasado, el respeto se debe mantener por muy grave que sea el hecho que originó el conflicto. Si no es bidireccional es síntoma del adiós.
En una pareja hay dos obviamente, y los dos son entes diferentes, con sus pensamientos, objetivos, con pasado y presente, con circunstancias que les han forjado a lo largo de la vida. En consecuencia no es imprescindible estar de acuerdo en todo, porque siempre habrá situaciones con diferentes puntos de vista.
Cuando una de esas situaciones se produce además de la comunicación debe haber una negociación, en la que sin renunciar a la personalidad de cada uno, lleguen a un punto de entendimiento común en el que nadie procure perder, y si se pierde en alguna parcela, lo mínimo posible y alternando cada vez quien pierde.
Cuando existe un conflicto grave es necesario más que nunca respetar el espacio personal del otro, sin agobiar y dejando tiempo para la reflexión y el análisis de la situación. La presión siempre es mala, aunque nunca el diálogo.
Si las mujeres se comportan de forma diferente a los hombres en el amor, también en la comunicación: ellas utilizan más la palabra y la discusión, ellos el lenguaje y las acciones no verbales. Ellos puede huir de los problemas ocupando su mente y tiempo en otras actividades en vez de enfrentarse al conflicto. La mujer debe aprovechar las oportunidades, sin forzar nada para arreglar las cosas.
Además cabe señalar que en los momentos de crisis es frecuente dejarse llevar más por la emoción y los impulsos, y en caliente pueden soltarse cosas que en frío jamás se dirían, incluso realmente no se pensarían. Por tanto, es mejor no tener en cuenta ciertas palabras que fuera de ese acaloramiento no se pronunciarían.
Lo más importante es no exigir imposibles y respetar la forma de ser del otro
Es evidente que el amor no es igual al principio de una relación que cuando esta ya ha alcanzado un cierto grado de madurez. La pasión, los mensajes, y el día a día van evolucionando poco a poco.

Las fases del amor

El amor no siempre tiene la misma temperatura, el mismo calor y la misma pasión. No existe una línea recta en el estado de una relación, siempre pasa por diferentes fases.
En la primera fase se da un amor ideal en todos los sentidos, no existen fallos y defectos en el otro, y en el caso de existir se minimizan y compensan con las virtudes. Todo es maravilloso y cada momento común está lleno de felicidad. En los momentos de ausencia, hay añoranzas y pensamientos hacia el otro.
Esta idealización se basa sobre todo en que los contactos no suelen desarrollarse durante todo el día, y se limitan a ciertas horas cada periodo. En los momentos de lejanía los pensamientos se dedican a idealizar aún más, con poco lugar a la realidad. De ahí el dicho de que el amo es ciego, y aunque los amigos y familiares adviertan de inconvenientes, es complicado escucharles. Asimismo, no hay que tomar grandes decisiones por lo que los conflictos se minimizan.
Con el tiempo la relación se complica, se entra en una segunda fase de más cercamiento. Ahora sí que es necesario decidir sobre asuntos de presente y futuro.
Paralelamente se ha alcanzado un grado de conocimiento del otro mayor: se conocen las virtudes, los defectos, las reacciones, las formas de comportarse, los detalles, los comportamientos en casos extremos. La idealización pues ha acabado y la relación es más realista.
Se impone una balanza entre lo bueno y lo malo de la relación, surgen las lógicas dudas y se reflexiona sobre el futuro de la relación. Si la rutina se ha apoderado prematuramente de la pareja se entra en aburrimientos y cansancios.
Es el momento de evaluar el estado de la relación: si ha sido algo pasajero e inestable, el final estará cerca. Si hay problemas, es el momento de solucionarlos o acabar.
En la tercera fase, la de la madurez, se supone que en vida en común y un compromiso de pareja estable y sin caducidad. Existen problemas que hay que solventar, y estos, si no se solucionan a tiempo pueden convertirse en grandes losas.
Se aprende a vivir con aquellos defectos que más molestan, aunque desagraden. La pasión hace tiempo que no es lo mismo, y la comunicación sexual ha pasado a un cariño costumbrista y tolerante.
El conocimiento mutuo y la anticipación de reacciones es casi completo, sin lugar a demasiadas sorpresas. Existirán enfados sí, pero más bien causados por elementos externos, por el cansancio de la rutina que por novedades de personalidad o comportamiento.
La pareja, ya con años de bagaje llega a la última fase, en el que los dos se han convertido en compañeros de vida, y el cariño prevalece sobre cualquier sentimiento. Es amor en efecto, pero de forma diferente, la pasión se ha reducido al mínimo, y la compañía se hace la reina de la relación.
Es la fase a la que a todas las parejas les gustaría llegar, como las de nuestros abuelos. Tras decenas de años de confianza no hay sorpresas, pero sí resquemores por oportunidades idílicas perdidas de otros amores. Los años han pasado y ese sentimiento de ocasiones no aprovechadas se suele descargar en el otro. La edad es lo que tiene, que hace volver atrás y replantearse las cosas-
En todas las fases es primordial la comunicación, segundo a segundo, dejar espacio de libertad, más importante cuanto más se aleja la relación de los primeros instantes, y sobre todo es necesaria la voluntad de solventar cada problema sin venirse abajo y sin tirar la toalla de la relación ante el mínimo obstáculo.
El hombre y la mujer suelen ser diferentes a la hora de vivir y manifestar el amor. Estas diferencias influyen en la marcha de la pareja, cada uno con unas necesidades y una forma de comportarse diferentes.
Cómo vive el amor él

Los hombres por naturaleza son menos pacientes, más deseosos del presente que de sueños románticos de futuro. En general son más prácticos y menos pacientes, con más inclinación a querer todo ya sin saber esperar.
Muestran pues, más rapidez en los comienzos de una relación, es decir, llegan antes a la cúspide de la pasión y del enamoramiento. Se puede decir que el hombre es pasión inmediata frente a la capacidad y estado de observación de la mujer.
En paralelo, suelen ser menos comunicativos, expresan menos sus sentimientos por aquello de no ser vulnerables y suelen rehusar las discusiones sobre lo afectivo y sobre el estado de la pareja. El hombre hace, no habla.
Fruto de esa rapidez en alcanzar la cúspide del acaloramiento relacional, el hombre pasa antes al siguiente estadio. Es decir, llega antes o bien a la costumbre de la pareja que no quiere decir que sea un estado malo, o le surgen las dudas que pueden conducir a la ruptura.
Por esa diferencia de ritmo pueden surgir los problemas. Además puede que a él le cueste más expresar sus sentimientos y sea un obstáculo en una relación en la que pareja necesite más demostraciones afectivas. Si estas se imponen será aún peor, y más lejos, si son motivo de queja y lamento, crearán una sensación de agobio insufrible.
Por ello la mujer debe comprender que una relación con un hombre es una carrera de larga distancia, en la que él coge mucha ventaja pero luego se para a descansar y es igualado o sobrepasado.
Por supuesto que todo esto son generalidades y cada persona es un mundo, pero es evidente que hombre y mujer viven el amor de forma y a ritmo diferente. Es pura biología y evolución histórica.
La mujer suele vivir la relación con emoción, pero a la vez racionaliza cada detalle, cada palabra, cada gesto.
Una mujer siente el amor generalmente de forma y a ritmo diferente que el del hombre. Mientras este suele alcanzar las etapas más rápido, a ella hay que darle más tiempo para cada fase.
Ella es más difícil de conquistar, necesita estar más segura de sus sentimientos antes de entregarse, y de dar más pasos. Por eso el hombre se desespera e impacienta, ya que tiene menos capacidad de ralentizar sentimientos que la mujer.
La mujer necesita esquematizar todo dentro del amor, lo vive pasionalmente pero a la vez necesita tener controlados los detalles, saber lo que significa cada elemento y tratar de conocer lo que siente él.
En cuanto a la comunicación, ella quiere verbalizar cada sentimiento, cada situación y cada problema. Le gusta conversar con su pareja sobre los conflictos para tratar de solucionarlos. Al contrario del hombre, no elude enfrentarse a ellos y trata de poner soluciones enseguida.
La mujer necesita demostraciones afectivas a lo largo de toda la relación y con la misma intensidad. No hablamos de actos sexuales, que transcurrido el tiempo suele ser un elemento más, sino de afecto, caricias y detalles con calor de amor. Suele echarlo en falta y a veces se lo exige al hombre, al que pueden asustar estas reclamaciones.
El amor, pasado un tiempo, puede hacer sufrir y ser una decepción. Más allá del enamoramiento inicial, todo puede cambiar a peor y si no se ponen las medidas necesarias, puede producirse el final de la relación.
En casi todas las parejas del mundo se siente una transformación desde los momentos iniciales hacia posteriores etapas de la relación. Casi siempre, pasado un tiempo amas personas notan que la relación ha cambiado, no tiene que ser necesariamente a peor, pero ha cambiado sensiblemente.
Los comienzos de una pareja siempre son idílicos, en lo más hondo de la palabra: cuanto más se ha perseguido conquistar a otro, más se le tiene idealizado. Los instantes de los primeros contactos son mágicos, no hay defectos y si los hay no se miran. La otra persona es maravillosa y se convierte en la mejor pareja que ha tenido nunca y que nunca tendrá.
En paralelo, las relaciones iniciales se reducen a momentos felices: paseos, fiesta, conversaciones animadas con novedades y recuento de vidas, viajes y demás actos que comparten el tiempo en común como novedad. A esto hay que unir el sexo, que en los inicios llena de encanto y deseo a la pareja.
Por si todo no fuera suficientemente maravilloso, no existen decisiones, responsabilidades que conlleven discusiones, negociaciones o cesiones, con lo que conlleva de decepción para la parte sacrificada. Las elecciones suelen ser sencillas y por amor se suele dejar elegir al otro para satisfacerle.
Añadir finalmente, que para conquistar al otro, se suele mostrar el mejor lado, la personalidad más favorable y se esconde o mejor dicho, no se muestra, el carácter cotidiano que con más confianza afloraría.
El tiempo hace que aumente la seguridad de tener al otro, por lo que los esfuerzos para mostrar siempre la mejor cara se relajan, y aflora la personalidad normal y cotidiana, con los momentos tristes o de irritabilidad. Los defectos se toleran en menor cuantía y lo que antes era imperceptible, se puede convertir en una gran losa.
La acumulación de momentos en común lleva a un mayor conocimiento de pros y contras, evaporándose esa idealización inicial y aterrizando en la realidad normal de que todos somos personas.Y tras descubrir todas las novedades, aunque nunca se conoce todo, la relación es menos emocionante, se pasa de descubrir a constatar y comprobar. La magia da paso al día a día, y si no se aporta nada nuevo se cae en la rutina y el aburrimiento.
Además, para no estancar la relación, las decisiones deben hacerse cada vez más importantes. Y se suelen referir a la vida en común y el futuro. Al exigir determinaciones, como comentábamos antes, la parte que más cede se ve desilusionada respecto a sus expectativas.
Y se llega a un momento en el que se añoran los momentos iniciales, llenos de pasión y amor, en el que no cabían los conflictos y todo era nuevo.
Lo nuevo pasó a repetido, la pasión y el deseo ya no alcanzan el mismo grado, y se tiende a reivindicar parte de la libertad perdida. Por ello hay tres factores para no acabar rompiendo una relación de tiempo.
El primero es acabar con la rutina. Lo peor para una pareja es hacer siempre lo mismo, sin aportar novedades a la relación. Sirve desde nuevos sitios, nuevos amigos, nuevas distracciones, hasta nuevas conversaciones. Todo vale y la imaginación es un arma sustancial para matar la odiosa rutina.
El segundo es la comunicación constante. Es preciso compartir lo que incomoda. aquello que decepciona o que no cumple las expectativas de felicidad, o al menos de bienestar con el otro. Lo peor que se puede hacer es acumular todo los hechos negativos y arrojarlos como navajas en una discusión acalorada. Eso es una receta para acabar mal.
Y el tercer factor, no menos importante cuando se trata de una relación ya semimadura o madura, es dar libertad, espacio y lugar a la intimidad. Es necesario para no saturarse el uno del otro, y para guardar la identidad del propio yo de ambos.
Ya sólo falta el buen humor y el respeto, y el amor habrá cambiado de etapa, pero seguirá muy arriba.

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